sábado, 15 de diciembre de 2012


Traducción y la interpretación son dos ejercicios mentales diferentes. 
La traducción y la Interpretación

El lenguaje oral ha sido parte de las interacciones humanas desde el inicio de las civilizaciones. Los pueblos han necesitado comunicarse entre sí debido a la innumerable cantidad de idiomas que se presentan en el mundo, según la revista en línea Muy Interesante, se puede hablar de una cifra aproximada de entre 3000 y 5000 idiomas existentes. Debido a tal cantidad de idiomas, de la mano con las interacciones entre pueblos, surge la actividad de la interpretación.
La interpretación, según Isabelle Pérez, debe diferenciarse de la actividad con la que es usualmente confundida, la traducción. Las dos actividades son similares en el sentido de que ambas implican la comprensión de la lengua de origen y el significado del texto, sin embargo se diferencian en el proceso que utilizan para transferir  y entregar el mensaje en la lengua meta. A diferencia de la traducción, la interpretación tiene que lidiar con mensajes que se construyen en el momento y que el profesional debe transmitir de forma oral bajo la tensión del tiempo y con muy poco margen para enmendar errores o mejorar el estilo. En otras palabras, en la interpretación se toma un mensaje oral (excepto en la interpretación a la vista) y se retransmite de la misma forma.
La interpretación cada vez se posiciona de manera más fuerte como una disciplina autónoma y diferente a la traducción. La interpretación es una actividad que debe ser ejercida por profesionales que tengan una preparación académica y entrenamiento en las técnicas interpretativas. El ejercicio interpretativo conlleva un esfuerzo consciente que solo viene después y como resultado de dominar aspectos tales como: el análisis, la síntesis, la concentración, la memoria de corto y mediano plazo, la sintaxis, la gramática, la capacidad de realizar diversas tareas al mismo tiempo, la toma de apuntes, la dicción, la fluidez de pensamiento,  entre otros. Como se puede observar la interpretación no es un proceso natural o mecánico del cerebro, de ninguna forma se le puede reducir a la simple sucesión inconsciente de un grupo de operaciones mecánicas de codificación y decodificación, no se trata únicamente del reemplazo de unos signos por otros.     

Por tal razón, un intérprete debería poseer ciertas características físicas y mentales, como las siguientes: una mente analítica e intuitiva, pensamiento veloz y la habilidad para adaptarse de forma rápida a diversos acentos, situaciones, y temas, poder de concentración, la capacidad de obtener el significado en cuestión de segundos, autocontrol y calma, excelente memoria, capacidad de hablar en público, voz agradable, curiosidad intelectual, tacto y diplomacia (Taylor-Bouladon, 2007, p.p. 51).

La interpretación, al igual que la traducción, extrae el significado del discurso, expresado en un idioma origen para llevarlo, con otros signos, hacia un idioma meta: es una operación de comprensión y de restitución y de ninguna manera un simple mecanismo de decodificación en sí mismo. 

En otras oportunidades voy a escribir sobre las diversas formas de interpretar así como también de diferencias entre cada tipo de interpretación.  

1 comentario: