viernes, 9 de agosto de 2013

Federico Schleiermacher


Federico Schleiermacher nació en 1768 y murió en 1834. Fue un filósofo y teólogo alemán. También fue profesor de filosofía en la Universidad de Halle. Sus obras principales son: “Discurso sobre la religión a las personas cultas y a las que la desdeñan”; “Monólogos”; “Crítica de las doctrinas morales” y “La fe cristiana”.

En 1813, Schleiermacher sostenía que hay dos maneras básicas de traducir: el traductor puede dejar al escritor tranquilo y hacer que el lector vaya al encuentro del escritor; o el traductor puede dejar tranquilo al lector y hacer que el escritor vaya a su encuentro.

En el primer caso, el traductor elabora una traducción exotizante[1]; en el segundo, la traducción se habrá aclimatado a la cultura receptora, es decir, se trata de localizar la traducción.

Schleiermacher consideraba que la mejor manera de traducir textos eruditos y artísticos era la primera de las dos estrategias mencionadas, preservando en lo posible la diferencia que sale a relucir cuando se traduce. 

Toda la hermenéutica moderna, sobre la traducción literaria descansa sobre el trabajo de Schleiermacher: “Über die verschiedenen Methoden des Übersetzens”.

Schleiermacher explica primero los métodos de traducción, de la “paráfrasis” y de la “imitación” y, después, los métodos de traducción propiamente dichos. Se detiene sobre todo en aquellas traducciones que ayudan al lector a una comprensión y a que disfrute correcta y completamente del original.

Como muchos otros traductores, también Schleiermacher fundamenta en su propia traducción de Platón su teoría traductológica y, los fundamentos teóricos, filosóficos y lingüísticos que ahí se postulan como un programa poético, han sido vistos por muchos de sus sucesores como una teoría sobre cómo hay que traducir, es decir, como una teoría poética, hasta un extremo quizás no deseado por él.

Federico Schleiermacher ­y la Revalorización de lo Extranjero

Para Schleiermacher, un traductor genuino será aquel que desea llevar de la mano a dos personas completamente diferentes, es decir el autor y el lector, de una manera verdaderamente conjunta. El traductor para Schleiermacher, por lo tanto, trata de llevar al lector a un entendimiento y deleite de lo que el autor realizó sin necesidad de hacer que el lector salga de la comodidad de su idioma materno.  De esa forma, lo que llama la atención es como el énfasis de  Schleiermacher se enfoca en la traducción como el objeto de la interpretación textual que permite un tipo de entendimiento acordado.  Desde el punto de vista de este teórico, la traducción solo puede abordarse desde dos métodos: el primero en donde el traductor deja al autor en paz tanto como le es posible, es decir, lleva al lector hacia el autor; el segundo, en donde el traductor deja al lector en paz, es decir, toma el texto del autor y lo acerca al lector.  Es importante enfatizar que Schleiermacher se inclina hacia el primer método, es decir haciendo que el lector tenga que acercarse al autor privilegiando así el idioma extranjero. 

Berman crítica este enfoque al considerarlo etnocéntrico e hipertextual. Schleiermacher considera que el verdadero objetivo del traductor es llevar al lector a las mismas imágenes mentales, cuando está leyendo la traducción, que cualquier persona educada del TO (texto origen) tiene al leer esa pieza en particular.  También explica que no importa que el texto no parezca natural,  pues el objetivo de una traducción es hacer que el  lector disfrute y sepa  conscientemente que lo que está leyendo es una pieza diseñada para otra cultura, y por lo tanto disfrutar lo que esa pieza extranjera le puede dar.
Así al traductor le corresponde preservar las diferencias lingüísticas y culturales del texto extranjero. Esto significa que la traducción siempre será etnocéntrica: Sin embargo, aún cuando se tiene un texto que contiene peculiaridades discursivas diseñadas para  imitar el TO, este nunca puede dejar de lado la jerarquía cultural de los valores impresos en el TM, es decir, aún siendo el objetivo de Schleiermacher una traducción que copie los modos de la cultura de origen, el texto nuevo, la traducción obedecerá en cierta medida los valores de su cultura. Estos valores son muy importantes en término de la respuesta que cualquier lector de a un TM, incluso a lo que es nacional y lo que es extranjero: Schleiermacher sabe profundamente que las estrategias traductoras se encuentran situadas en formaciones culturales específicas de dominación y exclusión.

Schleiermacher también dice que esta clase de gusto por lo extranjero solo puede darse entre lenguas que tienen más libertad en la expresión y que no están marcadas por un gusto demasiado excesivo por lo clásico. Para la mayoría de autores, este “gusto por lo extranjero” de Schleiermacher es solo el resultado de un método que aboga por un discurso específico de una elite educada en específico. Schleiermacher a través de su gusto por lo extranjero en realidad está marcando una determinada moda  de esa época: un grupo de personas educadas controla la formación de una cultura nacional reafirmando su lenguaje a través de la revalorización de lo extranjero.

La teoría de extranjerización de una traducción  de Scheleirmacher, surge como una contraposición de la hegemonía Francesa, buscando contribuir a la formación liberal de una Esfera Social, en la cual, a los individuos no se les permitía intercambiar ningún tipo de información política ni tampoco ejercer un cargo de esta naturaleza.

Así que lectores del área del mundo, y en especial de Alemania,  experimentaría la diferencia lingüística y cultural entre textos extranjeros con los nacionales. Finalmente se vería que la extranjerización de una traducción no daría un mayor aporte a la  cultura alemana, ya que únicamente se usaría para brindar un sentido histórico y social. Este tipo de método de traducción únicamente tiene sentido para aquellas naciones y países que definitivamente tienen una correcta inclinación hacia lo que es un extranjerismo.

Según  Scheleirmacher, la correcta postura del traductor consiste en ¨aquellos resultados mentales de arte e investigación en los cuales la libre combinación de poderes de la idiosincrasia del autor y el espíritu mismo del lenguaje, son considerados un almacenamiento de un sistema de observaciones formado por emociones, las cuales hacen que el objeto de la traducción sea la correcta presentación de la conjunción de un discurso¨. Scheleirmacher, sitúa un punto de vista de entendimiento de la asociación de un lenguaje con una elite cultural en particular, en el cual el lenguaje sea usado  de la mejor manera. En la extranjerización de una traducción, el lector del documento traducido entenderá de mejor manera el documento, si este comprende el uso del espíritu del lenguaje que el escritor utilizo al momento de redactar el documento original.

El reconocimiento de las condiciones culturales y sociales del lenguaje y una proyección de la práctica de la traducción que los toma en cuenta, en vez de únicamente  ocultarlos. Scheleirmacher ve la traducción como un hecho diario de la vida de una persona, no como una actividad meramente basada en textos literarios y filosóficos, ya que cree que debe ser utilizada como un proceso mismo de la comunicación. El Proyecto de Traducción de Scheleirmacher depende de un concepto idealista de literatura que es nacionalista y al mismo tiempo individualista, situado en oposición a la práctica de la economía capitalista; ya que decía que el oficio del traductor se encontraba en medio de la investigación y el arte, no en el campo del comercio.

Schleiermacher tiende a decir que un texto se puede interpretar de dos maneras, gramatical o sicológicamente. Explica que la forma gramatical debe ser una conexión entre el trabajo o documento y el lenguaje; esto también implica una conexión sicológica entre el trabajo y el pensamiento involucrado en él.

En otras oportunidades Schleiermacher combina ambas y dice que el traductor debe de “entrar” en el autor.

En el caso de exotizar una traducción alemana, el traductor hace que el lector del idioma alemán entienda la individualidad del autor extranjero, para que así se identifique con él, y así disfrazar la cultura alemana, por ejemplo, su literatura elitista, su clase social que es de burguesía minoritaria, etc.

Schleiermacher también presenta otro tipo de pensamiento, reconocer la cultura y la condición social del lenguaje y proyectar el proceso de la traducción que los remarque en lugar de disfrazarlos.

En su extensa obra hay también tratados dialécticos y pedagógicos. Entre ellos destacan los que dedicó a la enseñanza universitaria, y un ensayo, que data de 1813, sobre el laborioso arte de la traducción.

Él mismo tradujo al alemán algunos diálogos de Platón, de forma bastante discutible.

Schleiermacher rechaza la traducción literal y también la paráfrasis y postula, con reservas, una "imitación" que traslade a otra lengua la impresión que produce el original. Traducir es siempre una tarea ardua, y la dificultad aumenta cuando la lengua origen es muy distante, la materia muy sutil y el estilo muy personal. En general, las traducciones son mediocres o malas porque los editores no suelen remunerar proporcionalmente el trabajo, y porque traducir libros es un generoso apostolado que muchos evitan.

La importancia de este gran comentador de Platón, es que inicia un hito en la reinterpretación de los textos de Platón, volviendo a los textos mismos y obviando toda la tradición interpretativa anterior, que lo interpretaba a partir de sus propias concepciones sistemáticas, lo cual como veremos quiere decir que lo interpretaba a partir de las concepciones cristianas.

Esto es de gran importancia porque hasta entonces se había interpretado a Platón básicamente a partir de las traducciones y comentarios enmarcados dentro de la tradición filosófica, y en el caso de Platón, dentro de la tradición cristiana. Esta interpretación es aceptada implícitamente por gran número de filósofos que creyendo criticar a Platón, en realidad critican la interpretación cristiana de Platón.

La reciente publicación de los comentarios de Schleiermacher a Platón es de especial importancia ante la nueva aparición de intérpretes. Hay que tomar nota de que Schleiermacher habiendo escrito sus famosos comentarios a Platón hace más de cien años, todavía no ha sido traducido al castellano, mientras que extrañamente el libro “Platón y los fundamentos de la Metafísica” publicado por Krämer en 1989, que defiende el platonismo cristiano ya ha sido traducido incluso al español.

Schleiermacher deseaba escrutar los misterios de Dios y del alma, dos conceptos distinguibles pero inseparables. Llevó a cabo su labor como un filósofo en el contexto idealista de Fichte, Schelling y Hegel, pero en lugar de imitar a estos pensadores en todas sus facetas, aplica el análisis crítico de la religión sin encasillarlo a ninguna tendencia filosófica específica.

La gran diferencia social que se nota acá es que al exotizar un texto, por ejemplo los de latín y griego, está marcando una línea entre la clase elite educada y la clase ignorante. Haciendo esto, solamente la clase educada podrá entender de qué están hablando estos textos.

Se nota entonces cómo ha existido gran cantidad de autores que están a favor o en contra de la teoría que ofrece Schleiermacher y existe también mucha información acerca de la misma.

Sin embargo, les gusto o no les guste, muchas veces los traductores utilizan su teoría, incluso si no están consientes de ello.



[1] Viene del inglés foreignisation, que es el no adaptar las formas gramaticales, léxico o las referencias culturales, porque no se busca un efecto equivalente ni de naturalidad.

2 comentarios:

  1. el presente Blog relacionado con la traducción y la interpretación según Schleiermacher es un proceso coordinado que tiene que existir entre el escritor y el lector, para que exista una buena comunicación entre ambos y el sentido de lo que se escribe pueda ser recibido de la misma manera por el que lo va a leer.

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  2. el presente Blog relacionado con la traducción y la interpretación según Schleiermacher es un proceso coordinado que tiene que existir entre el escritor y el lector, para que exista una buena comunicación entre ambos y el sentido de lo que se escribe pueda ser recibido de la misma manera por el que lo va a leer.

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